Imagen

Colombia y Chile: José Thomas toma de referencia a los malos alumnos

Cuando un docente quiere destacar a un estudiante como ejemplo para que el resto lo imiten, generalmente escoge al que tiene mejores actitudes y/o hábitos de aprendizaje. Pero pareciera ser que el director general de escuelas escogió malos ejemplos como referentes.
Como mencionamos en otra nota, José Thomas anticipó ya en 2018 el lineamiento educativo a seguir y puso como referentes a Chile, Colombia, Ecuador y Perú, pero las evaluaciones de expertos sobre el sistema educativo de esas naciones no serían las mejores.
A continuación, se compartirán datos de especialistas sobre los casos chileno y colombiano.
Más razones para fracasar que días en el año

A unos pocos meses de que el exponente de la DGE elogiara a los vecinos trasandinos, La Tercera publicaba un artículo denominado “396 síntomas del fracaso del sistema educativo de Chile”.

Allí, Enrique Baleriola, doctor de la Universidad Autónoma de Barcelona e investigador del Centro de Investigación para la Educación Inclusiva, expone: “hoy estamos frente a 396 síntomas de fracaso. Fracaso al evaluar qué es una escuela «buena». Fracaso al comprender qué necesitan esos alumnos para formar una sociedad madura, crítica y adaptada a los retos del Chile del futuro. Fracaso al entender, dialogar y reflexionar acerca de qué es la educación en nuestro país. Si de verdad queremos establecer qué es una escuela buena, un estudiante bien formado, una educación de calidad, no podemos reducirlo a un número Simce y a una escuela que se orienta a entrenar a los estudiantes para estos números”.

Es decir, la evaluación por resultados numéricos de la calidad educativa es inútil y dañina para la escuela y la comunidad educativa.
Ya en 2014 el Foro Chileno por el Derecho a la Educación exponía una investigación ante la Organización de Naciones Unidas (ONU) donde se indicaba que “Chile tiene el sistema educativo más privatizado y segregado de los 65 países que rinden la prueba PISA”.
Ese mismo informe también señala que “el 60% de la matrícula en nuestro país está bajo el control privado, cifra que contrasta con el 18% de los países OCDE” y por ende es “el sistema que es el más segregado por la situación socioeconómica dentro de los 65 países analizados por PISA”.

Si bien esos datos son de hace seis años, muestran una realidad estructural, por lo que todo parecería indicar que la situación no ha tenido grandes variaciones hasta la actualidad.

Un sistema obsoleto

En octubre de 2019, la Universidad Nacional de Colombia declaraba que el sistema educativo de su país es “obsoleto y arbitrario”.
Desde la casa de Altos estudios afirman que: “es el único país de la región que tiene un nivel de educación media de dos grados: académico y técnico, por lo que no cumple con las expectativas de los jóvenes.

También critica el grado de especialización docente: “mientras que en Colombia los profesores ejercen en los distintos grados de los seis de la posprimaria (a las 6:30 a.m. dicta clases en sexto grado con niños de nueve o diez años, y a las 7:30 con jóvenes del grado once), en los otros países los maestros del nivel de secundaria son distintos de los de educación media”.

Por último, la publicación universitaria comparte estadísticas preocupantes: “por cada 100 estudiantes que se matriculan en sexto grado un poco más del 30 % no finaliza la educación media; en el Instituto de Investigación en Educación se han realizado estudios en regiones vulnerables como Guaviare, Arauquita y Tumaco, que concluyen que al terminar el noveno grado solo se matricula la mitad de los estudiantes, porque décimo y once no les parecen atractivos”.

¿Serán estos los modelos a los que el máximo decisor en educación quiere llevar a Mendoza?